Por Maite Puntes
Viajar en solitario al Valle de Tena no es un viaje a lo desconocido, es un viaje a casa. Este refugio en las montañas es acogedor y accesible y sus habitantes están presentes de una forma serena. Si tienes unos días libres, este es el destino que te dará todo solo por estar ahí.
Dicen que al Valle de Tena se va por el esquí y los deportes de montaña y lo cierto es que los argumentos son más amplios: cinco mil años de historia y tres mil metros de altura, además de la increíble belleza del territorio. Parece inabarcable pero descubrirlo a solas puede ser una experiencia intensa. Te proponemos cuatro días para viajar en el tiempo y en el espacio.
Ir y venir por las tranquilas carreteras del valle es uno de los mayores disfrutes, si viajas con tu propio coche tendrás libertad de movimiento y podrás adaptar tus planes a las condiciones climatológicas que pueden ser cambiantes. Por otra parte, aunque algunos hoteles y restaurantes cierran en temporada baja, esos meses son absolutamente recomendables, sobre todo octubre y noviembre cuando el otoño nos regala un paisaje explosivo.
A este valle del Pirineo aragonés se entra por el congosto de Santa Elena pero el viaje comienza unos kilómetros atrás. En el entorno de Biescas puedes hacer tu primera parada. El Serrablo acoge uno de los conjuntos arquitectónicos más valiosos de Aragón: quince iglesias prerrománicas construidas entre los siglos X y XI. Todos los sábados y festivos, a las 11:30 de la mañana, salen visitas guiadas desde el centro de interpretación de Lárrede para ir después a San Juan de Busa y Oliván.
Ahora sí, puedes ir directamente hasta el corazón del valle para seguir haciendo historia. Muy conocido por las brujas, a Tramacastilla de Tena se va por las migas. Este es el plato típico que elaboran en todos los restaurantes de la localidad y que celebran en septiembre con unas jornadas de degustación. Los restaurantes de la zona llevan más de 30 años elaborando este plato tradicional. Normalmente hay que reservar aunque será fácil encontrar un hueco para una persona sola.
El paseo después de la comida es necesario cuando tienes cerca el bosque del Betato. A este hayedo se le atribuyen historias de brujería y es una zona maravillosa para recorrer en cualquier época del año, además de accesible. Si no te da pereza puedes hacer la ruta circular completa desde Tramacastilla e incluso llegar al ibón de Piedrafita.
Es hora de ir a buscar tu alojamiento. En esta misma localidad, en Tramacastilla, dispones de alojamientos de todo tipo, con unas vistas espectaculares a Peña Telera. Sin embargo, la alternativa para quienes buscamos un ambiente tranquilo, aunque no aislado, es Sallent de Gállego.
En este bonito pueblo, tenemos una amplia oferta de alojamientos en los que predomina un ambiente cálido, la decoración tipica pirenaica y acogedoras estancias para leer o disfrutar del descanso junto al fuego.
Sallent es un pueblo de montaña que no ha perdido su forma esencial. Recorrer sus calles y visitar los barrios de Vico hasta la iglesia o el barrio del Paco, cuando todos están despertando, es la mejor forma de disfrutar de su arquitectura, plagada de casas del s.XVI.Para alargar el paseo de mañana, puedes tomar la senda del Salto, que sale de un lateral de la piscina municipal, y llegar hasta la Sarra, para volver al pueblo por la GR-11.
Este recorrido también es el inicio de numerosas excursiones de alta montaña entre las que destaca el pico del Balaitus, con más de 3.000 metros de altura. Si no tienes mucha experiencia en la montaña pero quieres andar, puedes subir hasta el Ibón de Respomuso. Y si te llama la altura, lo ideal es ponerte en contacto con guías especializados como Gorgol Guías de Montaña o la Compañía de Guías de Piedrafita de Jaca.Si vas en invierno la mayor parte de los senderos están nevados y es difícil caminar, pero puedes recorrerlos con raquetas sobre la nieve en excursiones con esos mismos guías.
Una mañana de caminata pide descanso. En Sallent puedes degustar los mejores productos de los dos lados del Pirineo, su próximidad con la frontera francesa hace que se hayan implantado en sus platos lo mejor de ambos paises: escabechados, quesos, ternera o incluso la famosa cassoulet francesa. También tienen opciones vegetarianas.
Desde aquí puedes planear una tarde recorriendo todos los pueblos del valle. Hay empresas de guías culturales que ofrecen un servicio de visitas guiadas por su historia e historias que pueden adaptar a tus necesidades. Si quieres ir por tu cuenta, puedes hacer el recorrido Sandiniés, Tramacastilla, y Piedrafita y cruzar el pantano de Búbal hasta Hoz de Jaca. Todas las curvas y pendiente de la carretera merecen la pena porque Hoz cuenta con unas de las mejores vistas del valle y un recorrido panorámico fácil y con múltiples variantes. La carretera que baja al Pueyo de Jaca transcurre por encima del pantano y está muy poco transitada, aunque en invierno carece de mantenimiento y es posible encontrarla cerrada.
Después de visitar el Pueyo de Jaca, puedes terminar la tarde en Panticosa, una localidad que también ha crecido pero que conserva sus calles y rincones tradicionales y un buen número de tiendas: en sus establecimientos encontrarás ropa deportiva con estilo y una selección de libros de temática tensina. Además, no puedes perderte sus miticos restaurantes, donde llevan más de 40 años sirviendo sus patatas asadas con cebolla.
Ya has visto el valle por carretera, en tu tercer día en el valle puedes ascender para verlo desde lo alto. El pico del Pacino te ofrece una vista de 360 grados sobre el valle. Madruga para iniciar temprano la ascensión y ve con tiempo porque querrás quedarte ahí un buen rato. Con el cansancio e la excursión, te sentarán mejor esas horas de cuidado dentro del agua, te espera el Balneario de Panticosa.
El edificio de las Termas de Tiberio es un espacio amplio y cómodo en el que la relajación está asegurada; sus aguas contienen una proporción de gas radón con propiedades sedantes. El circuito termal está lleno con agua del manantial de San Agustín para realizar la llamada “cura hidropínica”.Para personas que buscan la tranquilidad es recomendable el horario de mañana y si entras en la piscina exterior cuando esté vacía, la felicidad está asegurada.
Uno de los lugares más pintorescos del valle de Tena es el Portalet, el puerto entre Francia y España. Justo donde se sitúa la frontera entre los dos países, en la parte española encontrarás numerosas ventas; supermercados muy bien surtidos en los que hacen fila los franceses que acuden a comprar alcohol y tabaco. Además de productos de alimentación venden objetos de “Recuerdo de España”, más propios de otra época.
La despedida suele ser amarga, así que disfruta del camino de vuelta. Antes de dejar el valle, en Santa Elena, un dolmen nos recuerda que hace cinco mil años esas montañas ya estaban habitadas. Puedes entrar conduciendo hasta la explanada donde se conserva y subir caminando hasta la ermita, el edificio gótico que domina la entrada al valle.
Cada estación nos regala un paisaje en este refugio de altura que es el Valle de Tena. Puedes hacerte este auto regalo cuatro veces al año y vivirlos todos como si fuera el primero.
**Extras.
1. En casi todos los establecimientos hosteleros del valle encontrarás la Cerveza Tensina. Se elabora en Tramacastilla, en una pequeña fábrica en el centro del pueblo que se puede visitar. También hacen catas.
2. Todos los domingos puedes comprar en Escarrilla una amplia variedad de quesos del Pirineo, un puesto de carretera con uno de los quesos más famosos de la zona, el queso de Gabás. También lo encontrarás en las tiendas de productos gourmet que hay a lo largo del valle.
3. Busca las zapatillas de estar por casa de serraje. Son típicas de la zona aunque no se confeccionan en el valle sino en Valencia.
4. Si no dispones de vehículo propio puedes viajar en autobús desde Sabiñánigo y alquilar un vehiculo 4×4 con VT4x4Alquila para poder moverte por la zona.