Fermín Arrudi, El Gigante de Sallent
VALLE DE TENA
Fermín Arrudi Urieta (Sallent de Gallego, 7 de julio de 1870 – 2 de mayo de 1913)
Fermín Arrudi, también conocido como “El gigante de Sallent”, fue un personaje famoso en todo el Pirineo aragonés por su estatura, llegó a medir 2,29 m y viajó por gran parte del mundo mostrando su altura.
Fermín fue un bebé más bien pequeño, nacido de unos padres de estatura normal, pero a partir de los 11 años, después de unos días enfermo con altas fiebres, pego un estirón que se alargaría hasta los 25 años cuando llega a medir 2,29 m de altura y 180 kg de peso, superando la talla de todas las personas conocidas en su época.
Su adolescencia fue para él un calvario, ya que en su desarrollo observaba que este mundo no estaba diseñado para él; no podía sentarse como los demás, no podía subir las escaleras como los demás, tenía que entrar agachado por todas las puertas….
Además de sus hercúleas fuerzas, levantando pesos que cinco hombres robustos no podían mover, estaba dotado de una excepcional sensibilidad, que le hacía tierno, solidario y afectuoso con mayores y niños ó “mocetes” como él los llamaba. Estas actitudes innatas las desarrollo con un gran esfuerzo para adaptarse al medio que le tocaba vivir con unos recursos escasísimos, incluso pasando hambre hasta los 12/14 años que empezó a trabajar en distintos tajos (Construcción Puente de Aurín, vía ferrocarril a Canfranc, etc.).
Posteriormente, y en virtud de su colosal y proporcionado tamaño, se convirtió en Estrella de estudios científicos en varias Universidades prestigiosas tanto de España como del extranjero; circunstancia que aprovecho para adquirir una formación cultural y lingüística extraordinaria.
Asimismo disponía de aptitudes sobresalientes para la interpretación de la Música, era un fenómeno de la jota “rondada”; tocaba con destreza la bandurria, el laúd, la guitarra, el violín y el guitarrito o requinto, siendo estos dos últimos sus instrumentos preferidos junto con el armónium (que ya tocaba en la Iglesia cuando iba a la escuela).
Inicialmente trabajó en la estación de Canfranc pero al poco tiempo se dedicó a exhibir su enorme cuerpo. Al principio localmente, en una fiesta del Pilar en Zaragoza, cuando contaba con 21 años y su altura era de 2,19m, y posteriormente por casi todo el mundo.
En Europa se exhibió en ciudades de Alemania, Holanda, Bélgica, Austria y Francia. En Norteamérica por algunas de EEUU, también lo hizo en Sudamérica, el Caribe y hasta en África donde estuvo en Argelia. Se tiene constancia de los lugares que visitó por que su presencia dejaba reseñas y titulares en la prensa de aquellos lugares que visitaba. Fue exhibido en la Exposición Universal de Paris de 1900. Amenizaba sus exhibiciones tocando instrumentos y cantando jotas.
El musicólogo Demetrio Galán al escribir El libro de la jota aragonesa, le recordará años después dejando escrito que tocaba “la guitarra, el violín, el laúd, la pandereta, los hierrecillos, el requinto, la bandurria, la flauta y el armónium”, y todo de forma autodidacta.
Foto: Pirineum editorial y comunicación
También con la fama le llegó el amor, la Parisina Louis Carlé Dupuis, quien se convirtió en su esposa. Fermín en su época, fue un ejemplo de modernidad, tolerancia, fidelidad, cariño y comprensión, no solo con su Esposa; sino con todos en general y Sallentinos en particular. Fermín fue un referente ejemplar para nuestras actuales generaciones.
Llegó a hacer una pequeña fortuna con sus exhibiciones (se calcula que aproximadamente ganó unos 20.000 duros), con los que se construyó una casa en Sallent y vivió holgadamente durante toda su vida.
No en vano, y con indudable acierto, figura entre los Aragoneses Ilustres, Ilustrados e Iluminados, en el Tomo editado por la Diputación General de Aragón. Y, con esta contribución de éste y de otras personalidades, han hecho posible enriquecer nuestra historia y nuestra cultura.
También se cuentan proezas de una fuerza casi sobrehumana, se dice que una vez que su burro no quería cruzar un río se lo puso sobre los hombros y lo atravesó, también que una vez mató un oso con sus propias manos, a Fermín le gustaba la caza y era frecuente que saliera a cazar sarrios (rebecos) y osos.
Fermín Arrudi tenía 42 años de edad, el 2 de Mayo de 1913, triste día de su muerte. Dejó sello propio en muchos lugares. Y una fortuna de veinte mil duros, que hereda íntegramente su esposa, bella y gentil parisina.
El párroco del lugar escribió en el Libro de Difuntos, algunas curiosidades dejando de lado el protocolo como por ejemplo que por el anillo de su dedo pasaba holgadamente una moneda de 10 céntimos y que su pie medía cuarenta centímetros de largo por dieciocho de ancho; además levantaba pesos que cuatro hombres robustos no podían mover. Dejó una profunda huella entre sus vecinos pues solía realizar obras de caridad. El féretro en que fue enterrado tenía unas medidas de 2,4 m de longitud x 93 cm de anchura, y fue portado por seis hombres.
El pueblo de Sallent se siente profundamente agradecido y por ello la Corporación Municipal y al Gobierno de Aragón, inauguró en Septiembre de 1998 el nuevo Paseo que enlaza el núcleo urbano con la zona deportiva, poniendo el nombre de este vecino singular.
Una parada imprescindible en la visita a la Villa de Sallent es la estatua a tamaño real que hay junto al Ayuntamiento de la localidad, nadie puede resistirse a hacerse una foto para compararse con la estatua de este ilustre personaje que se inauguraba en abril de 2014 y que fue realizada por el jaqués Pedro J. Larraz.
Foto: Diario del Alto Aragón
Rafael Andolz y David Dumall han escrito sendos libros en los que se relata su vida.
No podemos olvidar la versión de Garabato Books, El gigante de Sallent, que tanto gusta a grandes y pequeños.
Foto: Garabato Books